ESPERANDO A LOS BÁRBAROS
—¿Qué esperamos congregados en el foro?
Es a los bárbaros que
hoy llegan.
—¿Por qué esta inacción en el Senado?
¿Por qué están sentados sin legislar los Senadores?
Porque hoy llegarán los
bárbaros.
¿Qué leyes van a hacer
los Senadores?
Ya legislarán, cuando
lleguen, los bárbaros.
—¿Por qué nuestro emperador madrugó tanto
y en su trono, a la puerta mayor de la ciudad,
está sentado, solemne y ciñendo corona?
Porque hoy llegarán los bárbaros.
Y el emperador espera
para dar
a su jefe la acogida.
Incluso preparó,
para entregárselo, un
pergamino. En él
muchos títulos y
dignidades hay escritos.
—¿Por qué nuestros dos cónsules y pretores salieron
hoy con rojas togas bordadas;
por qué llevan brazaletes con tantas amatistas
y anillos engastados y esmeraldas rutilantes;
por qué empuñan hoy preciosos báculos
en plata y oro magníficamente cincelados?
Porque hoy llegarán
los bárbaros;
y espectáculos así
deslumbran a los bárbaros.
—¿Por qué no acuden, como siempre, los ilustres oradores
a echar sus discursos y decir sus cosas?
Porque hoy llegarán
los bárbaros
y les fastidian la
elocuencia y los discursos.
—¿Por qué empieza de pronto este desconcierto
y confusión? (¡Qué graves se han vuelto los rostros!)
¿Por qué calles y plazas aprisa se vacían
y todos vuelven a casa compungidos?
Porque se hizo de noche y los bárbaros
no llegaron.
Algunos han venido
de las fronteras
y contado que los
bárbaros no existen.
¿Y qué va a ser de nosotros ahora sin bárbaros?
Esta gente, al fin y al cabo, era una solución.
Konstantin Kavafis (1904)