Con profunda congoja, debo recordar que, a principios de este mes, se fue el muy querido Armando Zárate, fraternal amigo de Emilio Sosa López y también mío...
Con él hicimos libros y una revista y una editorial como Mundi; trabajé mucho compartiendo y disfrutando de su compañía, de lo sabio y sencillo que era... Al perder a mi padre, Armando en muchos aspectos lo suplantó, y le estoy más que agradecido...
Vayan mis condolencias a sus familiares, en especial sus hijos...
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