AUDINA
Por
Martín Sosa Cameron
A ella cedo sin resistencia por la maravillosa
facultad que posee de atrapar la música con sus manos; basta que frote
suavemente las yemas de los dedos cerca de mis oídos para que surjan sonidos
con nitidez y dulzura, al ritmo de graciosos movimientos. Cuando la acaricio,
brotan cantos de su cuerpo desnudo, cantos antiquísimos y nobles como el mismo
río a cuyas orillas nació, cerca de Antalya.
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