MALLARMÉ
Por Sara E. Cameron
Córdoba, Argentina
El grupo de Parnasse
Contemporaine, a la muerte de Théophile Gautier (23 octubre 1872), aceptando la sugerencia de Glatigny, reunió
algunos escritores franceses y extranjeros, para realizar un homenaje a
Gautier, cuyo texto se publicó con el nombre de “La tumba de Gautier” y sumó el
trabajo de ochenta y tres poetas [1].
Solicitó entre otros la colaboración de Mallarmé, quien en carta a
Catulle Mendes (1 noviembre 1872), refiriéndose a esa colaboración, declara “quiero
cantar… una de las cualidades gloriosas de Gautier: ‘Le don mysthérieu de voir
avec les yeux’” [2].
Mallarmé destaca esta mirada sobre el “mundo” (otras veces dirá la
“Tierra”) [3] porque ella es la mirada “necesaria y comprensiva del poeta” [4],
“la única lúcida” [5], que permitirá formular la explicación del universo [6].
Explicación cuyo intento lo “posee”, que Mallarmé llamó “mi vicio” y a la que
Foucault describe como la reabsorción integral “de todo el mundo en un solo
libro” [7].
El pensamiento que vincula “libro” y “mundo” es una relación reiterada
en literatura, que se encuentra también en la ciencia.
Gérard de Nerval, señala Octavio Paz en su libro Sombra de Obras [8] —en su poema “Vers Dorés” [9] —“lee la Naturaleza como si ella
fuera una escritura”:
Homme, libre penseur! te crois-tu
seul pensant
Dans
ce monde où la vie éclate en toute chose?
Des
forces que tu tiens la liberté dispose,
Mais
de tous tes conseils l’univers est absent.
Respecte
dans la bête un esprit agissant:
Chaque
fleur est une âme à la Nature
éclose;
Un
mystère d’amour dans le métal repose;
«Tout
est sensible!» Et tout sur ton être est puissant.
Crains,
dans le mur aveugle, un regard qui t’épie:
A la matière même un verbe est attaché…
Ne la
fais pas servir à quelque usage impie!
Souvent dans l’être obscur habite un Dieu caché;
Et,
comme un œil naissant couvert par ses paupières,
Un pur
esprit s’accroît sous l’écorce des pierres!
Y Baudelaire (1821) en carta a Alphonse Tousseneld (21 marzo 1856)
afirma que “la Naturaleza
es un verbo… Nosotros lo sabemos por nosotros mismos y por los poetas”. Y en el
poema “Correspondencias”, de Las flores
del mal:
La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses
paroles;
L'homme y passe à travers des
forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards
familiers.
Comme de longs échos qui de loin se
confondent
Dans une ténébreuse et profonde
unité,
Vaste comme la nuit et comme la
clarté,
Les parfums, les couleurs et les
sons se répondent.
Borges en sus Obras Completas,
informa que para Bloy (1846-1917) “somos versículos o palabras o letras de un
libro mágico, y ese libro interesante es
la única cosa que hay en el mundo, es, mejor dicho, el mundo”. Lo que recuerda
el pensamiento renacentista que cuanto “Dios ha depositado en el mundo son
palabras escritas”.
También en el ámbito de la ciencia, esta relación se mantiene. Para
Aldovrandi, naturalista (1522-1605), la naturaleza es discurso, relato,
lenguaje del mundo. “Estaba escrita de arriba abajo, era leyenda, cosa que
leer”. Francis Bacon (1561-1626) en su obra Advancement
of Learning, afirma que aparte de las Escrituras, Dios había escrito un
segundo libro, en el cual temperaturas, densidades, pesos, colores, formaban un
abecedarium naturae o serie las
letras con que se escribe el texto universal.
Y Galileo (1584-1642) habla del “Libro de la Nauraleza”, escrito en
lengua matemática. También Borges cita una obra de Favaro sobre Galileo, donde
se menciona “aquel grandísimo libro continuamente abierto ante nuestros ojos
(quiero decir el Universo)”.
Más atrás en el tiempo, el libro Sefer
Yesirah, redactado hacia el siglo VI, “revela” que el universo fue creado
por Dios mediante los números (del 1 al 10) y las 22 letras del alfabeto:
“Veintidós letras fundamentales: ‘Dios las dibujó, las grabó, las combinó, las
pesó, las permutó, y con ellas produjo todo lo que es y todo lo que será’”.
En las citas precedentes, la relación mundo-libro identifica ambos
términos: el mundo es una escritura,
un libro. En Mallarmé esa relación no determina la identidad de sus términos.
El libro es para él la explicación del mundo. Obra que “siempre” ha “soñado”. Y
gravita de tal forma sobre él que ha dicho: “La Obra terminada, no me importa morir”. Y
correlativamente: “No sería sin una presión real del corazón que entraría en la Desaparición Suprema
si no hubiera terminado mi obra”.
¿Logró Mallarmé lo que deseaba? Sabe que logrará “tal vez”, realizar su
obra, pero la concibe de tal
magnitud que sólo podrá hacer una parte de ella, (“… lograré… tal vez no hacer
esa obra en su conjunto… si no mostrar un fragmento de ella”).
Aún así limitada, fragmentaria, es la Gran Obra. El libro
único que ha “soñado”. La Obra
por la que está dispuesto a “sacrificar toda vanidad y toda satisfacción”.
Intento de esa obra incompleta, parcial, es “Un golpe de dados”, poema
del cual ha dicho Claudel, basándose en conversaciones que tuvo con Mallarmé,
que en la mente de éste, “ese trabajo era solamente el primer ensayo de un
poema que había de contener la explicación del mundo”.
Valéry por su parte ha señalado su singularidad y calidad: observó la
distribución en la página de los blancos y negros, la distinta intensidad de
los tipos. Vio en Coupe de Dès,
coexistir la palabra y el espacio. La extensión convertida así en
manifestación, “hablaba, soñaba”.
Sobre el papel la palabra, en su coexistencia con el espacio, aparecía
como materia de una “nueva especie”, ambos constituyendo en conjunto una
constelación significante. Consideró que se hallaba frente “al hecho ideal de
la creación del lenguaje”.
Correspondería aplicar aquí la aguda expresión de Steiner: “subversión
de la literatura contra el lenguaje”.
Comentando este poema, Mallarmé mismo, en carta dirigida a Gide (14
mayo 1897) expresó que “en la paginación está todo el efecto. Tal palabra en
gruesos caracteres, ella sola domina toda una página en blanco”—“La
arquitectura da un friso, de lo alto de una página al pie de la otra”. El
blanco del espacio es parte de la manifestación del sentido del poema.
En el prefacio a Un Coup de Dés,
Mallarmé considera los espacios en blanco que separan los grupos de palabras
entre sí: “Esa distancia —dice en el prefacio— parece medir el movimiento,
acelerándolo o retardándolo, requiriéndolo incluso; conforme a la página que se
toma aquí como unidad, según una visión simultánea de ella. Para Mallarmé esta
alternancia de ahora acelerar o ahora retardar hace que la poesía devenga un
arte de tiempo. Podría también llamársele poesía visual, usando una calificación de Octavio Paz.
Por otra parte en una breve nota sobre E. A. Poe, Mallarmé declara: “La
estructura intelectual del poema tiene lugar en el espacio que aísla las
estrofas y en el blanco del papel: significativo silencio que no es menos bello
de componer que los versos”.
Confiere así al espacio en blanco —incorporándolo a la
significatividad— la validez expresiva de las palabras.
El espacio penetra en el ámbito semántico del poema, que se determina
entonces poema espacial. Y este
carácter permite hablar —como lo ha hecho Valéry— de “figura” de un pensamiento
colocado en el espacio, o también de un objeto “figurado”.
Theodoro de Wysewa, a propósito de Un
golpe de dados, afirma: “Cada una de sus líneas fue intentada para ser a la
vez una imagen plástica, la expresión de un pensamiento, la enunciación de un
sentimiento”.
Y en Variedades I, Valéry declara:
“Nadie había emprendido ni soñado emprender la tarea de dar a la ‘figura’ de un
texto, una significación y una acción comparable a la del texto”.
En esta singular presencia del espacio, en la que éste es también
acepción, sentido, el pensamiento es a la vez expresión y figura.
Hay para los poemas espaciales
otras designaciones: ideogramas líricos, tipogramas. En estos poemas a
diferencia de Mallarmé, las palabras están al servicio del dibujo, en cuanto su
distribución y la de las letras deben determinar —y determinan— la figura. Así
aparecen en la página dibujos de objetos —como la escalera en el poema “La Torre Eiffel” de
Huidobro o la cruz en su poema “La
Capilla aldeana”. También la figura de procesos físicos como
la lluvia (Apollinaire) o seres como la paloma en el poema “La paloma y el
surtidor”, o bien objetos: la corbata en “La corbata y el reloj”.
Apollinaire ha explicado en carta a André Billy, “Los caligramas son una
idealización de la poesía del verso libre y una precisión tipográfica, en la
época en que la fotografía termina brillantemente su carrera, en la aurora de
los nuevos medios de reproducción que son el cinema y el fonógrafo”. Han
producido poemas espaciales Huidobro
(sus “poemas figuras”). También Zapata en México ha
producido pictogramas. Igualmente Vallejo, a página 100 de sus Obras Completas, tiene un poema de este
tipo.
Estos poemas están lejos del propósito de Mallarmé —soñado rechazado y
vuelto a soñar—: un libro Explicación del Universo. Sueño “tenaz”:
“El mundo está hecho para rematar en un hermoso libro”, declara en la encuesta
a Jules Hurot.
Y en “El libro, instrumento espiritual, ‘todo en el mundo existe para
desembocar en un libro’”. En Crisis del
verso: “yo me figuro por un indesarraigable —sin duda— prejuicio de
escritor, que nada permanecerá sin ser proferido”.
Pero esa seguridad suya sobre la explicación del universo, no escapa a
la duda: “La explicación del Universo, si es que hay una”. También en carta a
Henri Cazalis expresa: “podría ser que yo no fuese sino el juguete de una
ilusión, y que la máquina humana no sea suficientemente perfecta para arribar a
tales resultados”.
Se comprende esta inseguridad si se tiene en cuenta con qué conceptos
califica Mallarmé al hombre: “Somos la triste opacidad de nuestros espectros
futuros”. “No somos más que vanas formas de la materia”.
Y en carta a Camille Mauclaire: “Pero nosotros somos todos fracasos…
Medimos nuestras finitudes contra lo infinito… Ponemos nuestra corta vida y
nuestra débil fuerza en la balanza con un ideal… que no puede ser alcanzado…
Somos predestinados fracasos”, y en su escrito Hamlet: “pues no hay otro tema, oidlo bien: el antagonismo del
sueño en el hombre, con las fatalidades de su existencia, repartidas por la
desdicha”. Su designio era el de un ser tocado por la conciencia de su
falibilidad.
Por otra parte, en carta a Cazalis, ha declarado: “Solo es realizable
lo imposible”, expresión cuyo carácter paradójico aparece también en sus
afirmaciones sobre la “Nada” que “es la verdad”. “Pensamiento aplastante”, que
lo “desespera” y a la vez declarar que existe la Belleza. “He hecho un
largo descenso en la Nada
para poder hablar con certeza. No hay sino la belleza”.
Afirma Michaux, que un mejor conocimiento de Mallarmé es posible si se
considera “a la luz de la filosofía de Hegel”.
Pero hasta dónde la filosofía de Hegel puede “iluminarlo”, permitir un
mejor conocimiento de Mallarmé, si la relación con la obra de Hegel tiene
límites: Mallarmé estaba “interpretando el pensamiento de Hegel ‘a su propio
modo’ y ¿hasta dónde lo conocía él’”.
¿Cómo concibe Mallarmé la “Nada”? En carta a Villier de L’Isle Adam,
declara: “Para guardar una noción imborrable de la ‘Nada’ he debido imponer a
mi cerebro la sensación del vacío absoluto”. La Nada que en Mallarmé “es la verdad”, es la Nada como Vacío. Se trata de
dos concepciones diferentes: en Hegel la Nada no significa el Vacío absoluto, es un
momento del proceso de lo real, y está dotado de realidad como todos los
momentos de ese proceso.
Así, con la afirmación de la
Nada, y de la
Belleza, excluyentes recíprocos; Mallarmé dibuja una figura
difícil para la inteligencia.
¿Es difícil, es oscuro Mallarmé? Mallarmé ha rechazado ese
calificativo: “yo no soy oscuro, desde el momento que se me lee para buscar
allí… la manifestación de un arte que se sirve… del lenguaje y lo logra”.
“No soy oscuro”. Y al mismo tiempo ha reclamado, sí, y reiterado bajo
distintas formas; misterio para la poesía: en Poesía “debe haber siempre un enigma”. Un poema debe sugerir,
aludir, provocar desciframientos.
Por otra parte, Mallarmé es consciente de que la lectura de su poema
“Un golpe de dados”, puede desconcertar al lector: “¿No le parece que es un
acto de demencia?” pregunta a Valéry al mostrarle las pruebas de ese poema que
ha suscitado en efecto distintas interpretaciones.
No hay sin embargo confusión, desmesura en su determinación de lo que
circunscribe al hombre: “Belleza, Poesía y Desdicha”
NOTAS
Charles Baudelaire:
Correspondances
La Nature est un temple où de vivants piliers
Laissent parfois sortir de confuses paroles;
L'homme y passe à travers des forêts de symboles
Qui l'observent avec des regards familiers.
Comme de longs
échos qui de loin se confondent
Dans une ténébreuse et profonde unité,
Vaste comme la nuit et comme la clarté,
Les parfums, les couleurs et les sons se répondent.
Naturaleza es
un templo donde vivos pilares
Dejan salir a
veces tal cual palabra oscura,
Entre bosques
de símbolos va el hombre a la ventura
Que lo
contemplan con miradas familiares,
Cual ecos
prolongados desde lejos fundidos
En una
tenebrosa y profunda unidad
Vastos como
la noche y cual la claridad
Se responden
perfumes, colores y sonidos.
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